Normalmente antes de irnos a dormir, vemos una serie, leemos un libro o charlamos un rato. Cuando ya estamos en la cama, incluso aprovechamos para hacer un repaso mental de todo lo ocurrido en la jornada y esto puede llevar a preocuparnos por lo que puede ocurrir mañana.
Sin embargo, es fundamental emplear un tiempo antes de acostarse para para ralentizar el trabajo del cerebro y prepararse para descansar. Por eso, es importante establecer una rutina con determinados rituales que nos ayuden a automatizar esto como un hábito.
Ejercicios mentales:
1. Agradece: la gratitud es una práctica muy beneficiosa para nuestro bienestar. Adquiere el hábito de expresar gratitud mentalmente cada noche por aquello que nos ha hecho mejor el día. Este simple ejercicio ayuda a desarrollar una actitud más positiva, a sentirnos más realizados y satisfechos con nuestras vidas y ser más optimistas sobre el futuro.
2. Felicítate: recuerda todo lo bueno que has hecho ese día y acuéstate sintiéndote orgulloso. El amor propio es la base de nuestro bienestar y de nuestra capacidad para superar obstáculos. Y con esta sencilla práctica lo reforzaremos.
3. Redirígete: analiza los errores que has cometido a lo largo del día con el objetivo de analizar los momentos en los que actuamos de manera que no nos gustó para intentar cambiarlo. Se trata de reflexionar y tomar conciencia con la intención de mejorar.
4. Visualiza: cada noche, imagínate en la situación que deseas alcanzar y duerme pensando en ello. Durante la visualización, el cerebro se activa como si ésta estuviera pasando de verdad. Esto nos predispone para cumplir nuestros objetivos.
Estos ejercicios son solo algunos de los que se pueden realizar para ayudar a reflexionar sobre el día, reducir la activación y mejorar el estado mental y emocional. Otras prácticas, como la respiración profunda o la meditación también resultan muy apropiadas.