Tu momento de tranquilidad

Tranquilidad

Contenido tranquilizador para desconectar

Despertar con energía es posible

Aprender a levantarte de la cama con energía, es un hábito de lo más saludable. Sigue esta serie de trucos y lograrás empezar el día de la mejor forma:

Establece horarios.
Para empezar, lo más importante es acostumbrar a tu cuerpo a un horario fijo. Si lo varías mucho, tu reloj biológico y metabolismo se alterarán. Lo ideal es dormir 8 horas para darte el descanso que necesitas.

Adiós a dormir cinco minutitos más.
Retrasar la alarma por la mañana es una verdadera tentación a la que no debemos sucumbir. Interrumpir el sueño en periodos tan breves es contraproducente, hará que te despiertes más cansado y aturdido.

Pon agua en tu mesilla de noche.
Mientras dormimos, nuestro cuerpo se deshidrata, algo que repercutirá directamente en nuestro cansancio al despertar. Por eso, te recomendamos tener cerca un buen vaso de agua para beberlo por completo por la mañana. Esto hará que tu cuerpo empiece a activarse y a darte la energía que necesitas para ponerte en pie.

Las persianas, mejor subidas.
La luz del sol es el mejor despertador, por eso es aconsejable dejar las cortinas y las persianas abiertas. Si no cuentas con luz natural, puedes exponerte a la luz con un pequeño paseo matutino siempre que sea posible.

Un poco de agua fría, por favor.
Bajar la temperatura corporal nos ayudará a activar nuestra mente, por eso, es muy efectivo lavarnos la cara con agua fría, te sentirás al instante mucho más despejado física y mentalmente.

No te saltes el desayuno.
El desayuno será otra de las claves para empezar mejor nuestro día y no hablamos de tomar un café y salir corriendo, hablamos del acto de masticar, ya que supondrá una estimulación neuronal. En otras palabras, al masticar de forma repetida se envía una señal al cerebro que nos activará de forma natural.

Pon el modo off
Cuando se acerque la hora de dormir, aléjate de las pantallas y los estímulos visuales. Como alternativa, realiza alguna rutina de limpieza facial, recoge la habitación, prepara la ropa para el día siguiente, lee un libro o, simplemente, regálate unos minutos de meditación.