Sabemos que lo normal es pensar que debemos evitar las emociones negativas como la tristeza, el miedo o el enfado, pero, es una solución errónea, la tranquilidad de nuestros sentimientos se encuentra cuando escuchamos todo lo que tiene que decirnos cada una de las emociones que experimentamos, sin luchar contra ellas o evitarlas.
Las emociones negativas son muy necesarias para hacernos crecer y conocernos en plenitud. Estas son las finalidades de algunas de ellas:
•Miedo: Nos lleva a buscar protección y prevenirnos posibles peligros.
•Enfado: Manifestamos una frustración personal que nos incita a actuar en contra de ella.
•Tristeza: Genera insatisfacción, indefensión, y nos orienta a buscar empatía y consuelo.
El equilibrio emocional y mental solo se obtiene experimentando todo tipo de situaciones, vivir en completa positividad o negatividad nos perjudica a la hora de alcanzar control o equilibrio sobre nuestras emociones.
A pesar de la valencia negativa en este tipo de emociones y el desgaste que pueden producir en nuestra salud mental, nos aportan experiencia para afrontar los problemas o retos y, además, constituyen un estímulo para mejorar nuestras habilidades. De la frustración y las situaciones que la generan se pueden sacar grandes lecciones sobre nosotros y sobre las personas de nuestro entorno.
Aprovechar las experiencias negativas es esencial para nuestra tranquilidad, ya que nos ayuda a descubrir y afrontar nuevas técnicas de resolución de conflictos, nos hace estar alerta y favorece a nuestra supervivencia.