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Meditación, cierra los ojos y abre la mente

Cualquiera puede practicar meditación, no es necesario disponer de mucho tiempo (5-10 minutos diarios son suficientes), ni ir a un lugar determinado, ni estar en buena forma física. Al menos, no en los inicios. Si luego quieres profundizar, puedes buscar alguien que te guíe, participar en cursos y retiros de meditación, practicar yoga, etc.

Qué aporta la meditación

La meditación propia del mindfulness (atención plena), basada en técnicas budistas milenarias, aporta beneficios tanto para la salud mental como física y, sobre todo, potencia la capacidad de concentración y el bienestar, nos permite entroncar con el momento que estamos viviendo sin que ningún pensamiento nos amargue.

Su finalidad es que tomemos conciencia del presente, y que apartemos los pensamientos que nos asustan o desequilibran. Se trata de un ejercicio de paz, de calma, que solo nos exige fijarnos en una cosa, ya sea un objeto o nuestra propia respiración.

Esta meditación, practicada a diario, con regularidad, nos ayuda a convivir con el estrés cotidiano, limpiando la mente de ruido, y a tomar cierta distancia respecto a nuestros propios sentimientos y emociones, protegiéndonos así de la tormenta emocional en la que continuamente nos encontramos envueltos.

En definitiva, nos hace sentirnos mejor con nosotros mismos y nos permite aceptar sin dramatismos las circunstancias que nos rodean.

Por su parte, el yoga nidra (sueño), es una técnica de meditación cuya finalidad es inducir al descanso y la relajación, reduce el estrés y mejora la salud mediante la visualización y la toma de conciencia de la respiración.

Prácticas sencillas de meditación

De todas las propuestas para iniciarse en el mindfulness, empezaremos por la más sencilla: la respiración cuadrada.

El método es simple:

1.   Inspirar, tomar aire, durante cuatro segundos.
2.   Retener el aire durante cuatro segundos.
3.   Espirar, soltar aire, durante cuatro segundos.
4.   Contener el aliento, esperar antes de volver a inspirar, durante cuatro segundos.

El tiempo se cuenta mentalmente (1, 2, 3, 4). Cuatro segundos es el ritmo de la meditación más básica, pero este tiempo se puede ir aumentando y cuanto más largo sea mayor será el beneficio.

Podemos colocarnos sobre una esterilla en la posición de loto, pero también podemos meditar sentados en una silla o tumbados en la cama. En silencio o con música, con los ojos cerrados o contemplando un objeto o un paisaje determinados.

Hay quien prefiere empezar el día con energía gracias a la meditación y quien prefiere limpiar la mente para conciliar mejor el sueño; para todos es la herramienta ideal que permite centrarse y retomar la calma apenas asoman la angustia o la ira.

En cuanto a la meditación NIDRA, siempre se realiza tumbado en el suelo y de manera guiada para ir tomando conciencia de cada una de las partes del cuerpo hasta relajarnos completamente e incluso dormirnos, si bien el ideal es mantenerse entre la vigilia y el sueño.