Uno de los términos que últimamente está de moda es la palabra RESILIENCIA. Está en todas partes. Pero cuando una palabra está en todas partes, corre el peligro de perder su verdadero significado. Por eso, queremos hablarte un poco sobre su significado:
¿Qué queremos decir con Resiliencia?
Para entenderla hay que tener en cuenta el hecho de que, en nuestro día a día, estamos expuestos a situaciones estresantes, en un mundo cada vez más complejo.
La RAE define la RESILIENCIA de dos formas:
1. Capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos.
2. Capacidad de un material, mecanismo o sistema para recuperar un estado inicial cuando ha cesado la perturbación a la que había estado sometido.
En el primer caso, nos habla de la habilidad de un ser vivo para sobreponerse a una amenaza. En el segundo caso, nos habla desde la dimensión social del ser humano. Vivimos en una cultura; somos interdependientes; somos memoria y tenemos una misma capacidad simbólica a través del lenguaje y, por tanto, la resiliencia se presenta como la capacidad de preservar este sistema ante las adversidades.
La neurociencia considera a la resiliencia como la capacidad de los sistemas biológicos para regresar a un estado previo para seguir funcionando a nivel fisiológico y lograr la adaptación, una vez que se ha visto alterado por un factor estresante tanto interno como externo. Las estructuras genéticas del hombre se modifican por factores externos, producto del medio ambiente, necesitan adaptarse. Así es que el organismo va cambiando.
También, intervienen mecanismos neuroquímicos: como la dopamina que crea motivación y deseos de vivir. Salir de la rutina y aumentar la actividad, supone un aumento de la dopamina.
Es el cerebro el órgano que se encarga de la regulación del organismo en general y se encuentra íntimamente relacionado con el estrés (conjunto de respuestas de un organismo frente a los cambios y estímulos que atentan contra el equilibrio). El cerebro tiene la capacidad de modificar su estructura y función según las necesidades del organismo, para lograr la adaptación una vez que se ha visto alterado por un factor estresante.
Pero esa cualidad nunca es absoluta (seríamos invulnerables). Varía según la naturaleza del trauma, el contexto y la etapa de la vida; sus huellas y vivencias anteriores. Un mismo acontecimiento es vivido por la misma persona de manera diferente en épocas distintas de su vida. La respuesta a un trauma, es imprevisible y su elaboración dependerá de cada individuo.
Desde la antropología se habla de Resiliencia como la capacidad de un sociosistema a algún cambio profundo – no necesariamente negativo – para regenerarse a sí mismo sin alterar sustancialmente su forma y funciones, en una especie de conservación creativa. Es poder transformarse sin perder identidad.
En resumen, Resiliencia es un término relativamente nuevo, que describe una habilidad innata que las personas llevamos utilizando desde siempre, algo que hemos empleado a lo largo de la Historia para superar crisis, conflictos, etc. Que tiene que ver con nuestro impulso de resistir y superar los obstáculos que nos vayan viniendo para seguir avanzando y garantizar el bienestar personal y el de aquellos que nos rodean.
Dr. José Abad.
Director del Área de Psiquiatría de ASISA.